Muchas familias en el Ecuador han empezado a formar parte de una corriente mundial que adopta nuevas maneras de educar a sus hijos. Y es que las experiencias recogidas por otros sistemas educativos, y los efectos en sus respectivas sociedades, no han pasado por alto para este segmento alternativo de nuestra comunidad. En esta nota de dejamos saber de qué se trata y cuál es la posición del Estado ecuatoriano frente a ello.
De qué se trata
Desde hace varios años que existe en el país, padres que decidieron que sus hijos no pasarían por los caminos transitados por ellos en las aulas, talvez inspirados por Pink Floyd y su icónica canción y película “The Wall”, que, si bien tiene alusión a la caída del muro de Berlín, también es una fuerte crítica a un sistema educativo, ahora en decadencia por la presión de la pandemia.
La motivación de estos padres para tomar en sus manos la educación de sus niños, ha sido la de permitirles la oportunidad de aprender por gusto, explorar sus intereses y no porque les toca. Seguro recordarán ese sentimiento de encierro en el aula, o esperar que pasen las horas para salir a jugar, o pensar para qué me enseñaron esto o aquello si ni aprendí, ni me acuerdo, ni me sirvió para nada, y también, tener mayor afinidad por una u otra materia.
La consecuencia de otra forma de aprender, será que estos seres humanos reconozcan sus habilidades y destrezas en aquellos aspectos de la vida que mejor sintonizan con sus aptitudes, además de promover en ellos el amor por lo que hacen, un pensamiento crítico y un amplio abanico de herramientas para la vida, que como bien nos dejó saber la pandemia, pueden cambiar de un día para el otro.
Las leyes en Ecuador
Pues bien, hace 10 o 15 años, el homeschool era un acto cuasi subversivo, ya que la sociedad no estaba preparada para tanto. Hasta antes de la pandemia el Ministerio de Educación no permitía la educación en casa, salvo para deportistas que representen al país, o personas con capacidades especiales. Ello en contraposición al derecho constitucional que tienen las madres y padres de escoger para sus hijas e hijos una educación acorde con sus principios, creencias y opciones pedagógicas.
Sin embargo, la pandemia les dio, literalmente, con la piedra en los dientes. El sistema público educativo colapsó, el acceso a las escuelas se diluyó, y los estudiantes, si bien fueron promovidos al siguiente año, no solo no aprendieron, sino que se olvidaron lo que ya sabían.
Por estas razones, se allanó el camino a flexibilizar la escuela en casa en la educación básica hasta bachillerato en el ecuador, con un procedimiento que involucra sostenimiento educativo por parte de una institución autorizada por el Ministerio, con el objetivo de velar por el ejercicio de los derechos de los estudiantes y la regularización de su promoción escolar.
No obstante, existen corrientes educativas que no se cobijan por esta fórmula ministerial, como el unschooling o el worldschooling, la primera, en la que los niños no se escolarizan y tienen un aprendizaje completamente autónomo, y la segunda, orientado a niños y niñas que, junto a sus padres, viajan por varios países, y ciudades, donde aprenden de los libros que leen en el camino, de la geografía de los lugares, de las comunidades y personas que visitan en su trayecto, etc. Ahora, frente a tus hijos, cabe preguntarse, ¿Cómo te hubiera gustado ejercer tu derecho a la educación?
En la reflexión de esta interrogante, te recordamos que la educación es un derecho que no viene limitado sino desarrollado por las normas estatales. En tal medida, podemos encontrar espacios en los cuales el Estado brinde las facilidades que se requieren para que los niños y niñas “fuera del sistema” no sean objeto de discriminación y tengan las mismas oportunidades que aquellos que cumplan el curricular nacional. Para ello tenemos una Constitución que reconoce sus derechos, unas garantías que aseguran su cumplimiento y nuestro equipo de abogados que conoce cómo hacerlo.
Fabian soto cordero
Padre homeschooler master en derecho constitucional
Continúa leyendo